Desde
1960 el término punto G se incorporó al vocabulario de la sociedad
moderna que se abría a la sexualidad; desde entonces se sabe que forma
parte de la anatomía de la mujer y que sabiéndolo estimular puede
detonar uno o varios orgasmos. En años recientes se ha hablado de que
también el hombre cuenta con uno, ¿quiere descubrirlo?
El
punto G femenino debe su nombre a su descubridor, el ginecólogo alemán
Ernest Gräfenberg, quien en 1960 lo definió como un residuo de tejido
que se forma desde el embrión, localizado en la pared frontal de la
vagina, circundado por terminaciones nerviosas y sensibles.
La
mejor manera de identificar el punto G es mediante la exploración
directa, es decir, tocarlo y sentir su constitución granulosa, aunque se
sabe que igualmente puede estimularse al tener una penetración profunda
durante el acto sexual, por ejemplo, estando la mujer boca abajo
mientras el varón penetra la vagina por detrás, haciendo que el pene
tenga mayor contacto con la pared anterior, área donde se localiza el
punto G.
Ahora bien, en años recientes se ha hablado de
que el varón también cuenta con un sitio estratégico, de sensibilidad
extrema, que puede ser estimulado para desencadenar orgasmos de
dimensiones no experimentadas. Se le ha dado en llamar también punto G,
aunque en realidad se trata de un órgano conocido por el hombre desde
que empezó a explorar su anatomía: la próstata, que al igual que su
homólogo femenino se sitúa cerca de la uretra (conducto que transporta
la orina para su expulsión desde la vejiga), pero tiene una función
biológica.
En efecto, la próstata es una glándula que
cumple un papel muy importante en el organismo masculino, principalmente
en la etapa reproductiva, ya que genera el líquido seminal que protege y
transporta a los espermatozoides en la ruta que éstos siguen hasta el
útero femenino durante el coito (penetración). Además, proporciona las
condiciones de acidez, los nutrientes y temperatura adecuada para que
esta acción se cumpla como lo marca la naturaleza.
CÓMO ESTIMULARLO
Como
se puede pensar, se llama punto G masculino a la próstata porque incita
al orgasmo si recibe adecuado masaje, tal como sucede con el femenino.
Sin embargo, el hombre no puede estimularse a si mismo tan fácilmente,
ya que el punto en referencia está dentro del recto, aunque puede
intentarlo o solicitar la colaboración de la pareja.
Si
quiere tratar, podrá sentir la forma de nuez que tiene la próstata si
introduce con toda suavidad y delicadeza un dedo por el ano y lo guía a
través de la pared frontal de su recto, aproximadamente 5 centímetros, y
presiona hacia delante (hacia su pene) hasta notar pequeño abultamiento
a esa altura.
La posición que facilita dicha labor es
estando acostado boca arriba, con las rodillas contra el pecho, acción
que para muchos varones será más excitante si es realizada por la
pareja, quien intentará la exploración y brindará un masaje suave y
pausado hasta que él llegue al orgasmo, el cual será mucho más intenso
que uno normal, con una eyaculación continuada.
Es
importante reiterar que emplear el tacto en la zona del ano es sumamente
delicado, pues es susceptible de rasgarse y sangrar si no se emplea
lubricante o si se hace con fuerza.
Ahora que, si la
pareja quiere producir mayor placer, puede estimular el punto G al
tiempo en que practica sexo oral al miembro masculino o en cuanto éste
entre en la vagina, de forma que sea doble el gozo del varón.
Aunque
son muchos los “machos” que no quieren descubrir este punto por miedo,
la verdad es que quienes lo han probado no dudan en repetir la
experiencia. Aun hay varones que sienten que pierden algo de su
masculinidad si alguien, o ellos mismos, tocan el área anal y sienten
placer, o bien rehuyen practicarlo por higiene, cuando en realidad si se
tienen ciertos cuidados no hay riesgos. No obstante, le sugerimos que
permita que su pareja le ayude a descubrir un nuevo punto de placer y
tenga en cuenta los siguientes consejos:
Para evitar molestias o heridas, las uñas de la pareja deben estar bien recortadas.
Lubrique el dedo a introducir con lubricante a base de agua, que encontrará en cualquier farmacia.
Igualmente útil es usar guantes de látex o un preservativo para proteger el dedo.
Deje que su contraparte toque suavemente la parte externa del ano con la punta del dedo, haciendo círculos.
A
continuación, permita que introduzca la punta del dedo más o menos 1
centímetro dentro del conducto anal, para después girarlo pausadamente
describiendo círculos en su interior.
Infórmele a cada instante el efecto que le produce cada paso.
Qué
le parece, el hombre también tiene un punto secreto que si se sabe
explotar puede ser extremadamente satisfactorio; quién lo diría.
EXPLORAR, CONOCER Y ATREVERSE ASI DE SIMPLE
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