En
las sociedades letradas, el éxito académico o laboral se relaciona
directamente con la competencia lectora. La lectura es la puerta de
acceso a la cultura escrita y a todo lo que esta comporta: autonomía,
socialización, conocimiento, información, etc. Es también un potente
instrumento de aprendizaje: leyendo se aprende cualquiera de las
disciplinas y se desarrollan capacidades cognitivas superiores: la
reflexión, la crítica, la conciencia de los procesos de pensamiento
propios y ajenos.
La
enseñanza de la lectura se encomienda, en la mayoría de las sociedades, a
la instrucción formal e institucionalizada que proporciona la escuela;
se aprende a leer, en el sentido pleno del término: a interactuar con un
texto para obtener una información adecuada según los objetivos que
guían la lectura.
Es
indudable que el grado de dificultad que tiene la lectura de un texto
está relacionado con las competencias de los lectores, en concreto con
los siguientes aspectos:
- Los conocimientos de la lengua y de su uso que se posean.
- El dominio de las estrategias lectoras.
- La claridad respecto de los propósitos de la lectura.
- La motivación y el interés.
- El conocimiento sobre el tema.
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